jueves, 14 de junio de 2012


EL ALBAÑIL QUE SOÑABA CON SER BAILARÍN



    José, así se llamaba, era albañil por herencia, su abuelo y su padre lo habían sido y él no podía ser menos, para ellos, me refiero a su abuelo y a su padre, era una profesión de machos. Sin embargo algo tenía de especial, cuando  debía realizar tareas un poco más delicadas, como por ejemplo colocar los azulejos a un baño o una cocina, o realizar trabajos con yeso. Si uno lo hubiese clasificado solo por su aspecto físico y con solo mirarles las manos, no lo hubiese dejado tocar nada que sea frágil por el solo temor a que lo quebrara todo. Por eso siempre lo mandaban  a descargar los camiones con los materiales que llegaban para la construcción o para mover alguna herramienta que pesaban demasiado y él acostumbrado a eso, bajaba la cabeza y sin decir nada, realizaba su trabajo.

    Por la noche, quedaba a cargo de la obra, o sea era el sereno, y a pesar de su cara de niño, su aspecto transmitía respeto.

    Víctor, junto con sus amigos, se juntaban los fines de semana junto a la obra para jugar con la arena que descargaban los camiones a orilla de la futura vereda, así, se fueron haciendo amigo de José.
    Los niños se entretenían conversando con él, ya que le gustaba contar historias y adivinanzas. Así se pasaban las horas.

      -  Haber quien adivina, decía, estaban cruzando el río la mamá  elefante con sus 3   
         elefantitos, cuando llegaron  hasta la otra orilla, unos de los elefantitos dijo, que suerte    
         que pudimos cruzar  los 5,  por qué dijo los 5 si eran 4 ?,  nos preguntaba.

      -  Porque la mamá elefanta esta por tener otro hijo, respondían a coro

- No, no, decía, el elefantito dijo los cinco porque no sabía contar, y se moría de risa.
Y así,  se despedían a coro con un Uuuuuu !!!,  hasta el día siguiente.

   Durante la semana José trabajaba duro en la obra y solo se limitaba a saludarlos cuando pasaban por ahí al salir de la escuela; sólo los fines de semana es cuando disponían de tiempo al igual que él, para sentarse a conversar y comenzar nuevamente con sus cuentos y adivinanzas.

   Pero una vez, la conversación fue distinta, ya no fue un cuento el que intentaba contarles sino más bien una confidencia de su parte. Comenzó preguntándoles si alguna vez habían ido a un teatro a ver valet, les dijeron que no, pero sí habían visto algo de eso en la televisión, en esa época era en blanco y negro y solo funcionaba, al caer la tarde, hasta las 23:00 hs.


      -     Y que les pareció?, les preguntó con una sonrisa en su boca.
-          Pero, José,  esas  cosas son de mariquitas, respondió uno de los niños amigo de Víctor, antes que  pudiera éste emitir su opinión.
José bajo la cabeza y no volvió a hablar más del tema ese día ni los días que siguieron.

   Llegaron las vacaciones de invierno y los amigos de Víctor se fueron a visitar a sus parientes que vivían en otras provincias quedándose en casa, ya que su situación económica no daba para salir de vacaciones, lo mismo le pasaba a José, solo que este debía trabajar.

   Una tarde decidió ir a visitarlo después de haber ordenado su habitación que hacia días que sus padres le venían reclamando. Fue una alegría cuando se encontraron, se sentaron a conversar, como siempre él lo hizo en su sillón todo destartalado, con los resortes todos vencidos, que algún coleccionista o anticuario lo hubiese reparado para venderlo como una reliquia a un precio exorbitante, pero como ellos desconocía por completo ese tema, lo más probable era terminar como leña para algún asadito.

   Comenzaron a conversar sobre temas en general, pero para Víctor lo que realmente le interesaba era tocar el tema del valet. No sabía cómo hacerlo para que no se sintiera incómodo con la conversación y cambiara de tema.


-          José, le dijo, la otra noche estaba viendo en la televisión una  película, donde en una obra de teatro estaban bailando el lago de los Cisnes de un tal Chaikovsky o algo así, y agregando dijo: me pareció muy  hermoso.

   Logrando de esa manera llamar su atención, cumpliendo de esta manera su cometido.

    -   En serio te gustó?, le dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

   Eso fue suficiente para que le contara todos sus sueños, sus frustraciones, sus deseos de haber sido un bailarín de valet, como lo fueron los Rusos Rudolf Nureyev (1938/1993), Mijail Barishnikov(1948), Vladimir Vassiliev (1940) entre otros o el Argentino Jorge Donn (1947/1992). A su vez le  mostró un montón de revistas y libro con fotos, testimonios y obras de teatro, que tenía muy bien guardados, temiendo que alguien las descubriera y pensara otra cosa de él o se rieran en su cara ofendiéndolo por su condición de persona obesa.

   Víctor sintió un nudo en la garganta y un dolor muy grande en su corazón,  pensando en lo injusta que a veces es la vida, cuando estuvo a punto de decírselo, sintió la voz de su papá que lo estaba llamando, ya eran más de las 21:00 horas y Víctor se encontraba fuera de casa.

   Su papá estaba furioso, porque pensó que le había pasado alguna cosa, sobre todo por la hora que era, le dio un buen tirón de orejas y le hizo prometer que no volvería más a ese sitio, ya que consideró que no era un lugar apropiado para que un niño de su edad estuviera a esa hora allí, pienso que lo hizo por el propio temor de Papá de cuidar a  sus hijos. Y así lo hizo.

   El secreto entre José y Víctor fue muy bien guardado hasta ahora, porque estoy seguro que José no se va a  molestar si se entera que se los conté,  porque sé que tanto ustedes, al igual que Víctor en una noche de Gala en el Teatro Colón en la ciudad de Buenos Aires, lo estaremos aplaudiendo de pie antes de caer el telón, posiblemente en la próxima parada.-

                                                                                                                                        CESO