Su mayor pasión era el de andar en bicicleta, pero no cualquiera de ellas sino una de carrera, él había soñado toda la vida con competir en algún campeonato Internacional como Tour de Francia, Paris-Roubaix, Milán San Remo, etc., solo que nunca se animo a anotarse en ningún tipo de competición, ni siquiera una local, por lo que se limitaba a salir a practicar solo, cuando el tiempo se lo permitía.-
Su bicicleta no era por llamarlo de alguna manera algo extraordinario, eso si contaba con los mejores y modernos adelantos por ejemplo el cuadro era de aluminio pintado de color rojo y la horquilla de fibra de carbono de color blanco lo que la hacia mas liviana, con cambio de 21 marchas, sillín (asiento) en cuero negro bien delgado, siendo el resto todo cromado; hacia que le diera una categoría de una verdadera bicicleta de competición, pero eso no era todo, su equipo de protección estaba compuesto por el casco de ciclismo color verde con rallas transversales de color amarillo, parecía la tajada de una sandia, gafas anti-réflex, rodilleras anaranjadas, coderas (protección para los codos) del mismo tono y guantillas (unos guantes de cuero sin los dedos) de color negro, y para completar su atuendo un buzo de tela azul con varios diseños con el numero 9 en su espalda, acompañado de un pantalón amarillo, con una cinta de color negra a cada costado desde la cintura hasta la botamanga y una zapatillas color verde brillante, haciendo juego con su casco, que se las había mandado un colega del viejo continente.
Narciso, cuya altura rondaba el metro ochenta y cinco, sumamente delgado, era conocido como La Garza, precisamente por tener unas piernas largas y flacas y una prominente nariz en forma de gancho, teniendo además unos finos bigotes a lo largo de su labio superior que lucia con orgullo, ya el consideraba que una nariz tan importante tenia que estar al menos subrayada.-
Cuando uno lo veía al lado de su bicicleta, vestido con todo su uniforme de ciclista, con todo sus accesorios de seguridad, realmente formaban una sola persona, entre el casco en forma de gajo, el asiento de su bicicleta que terminaba en punta y su prominente nariz como dije en forma de gancho no cabía ninguna duda que habían nacido el uno para el otro.-
Narciso, trabajaba durante toda la semana esperando ansioso el día sábado para darle la correspondiente manutención a su bicicleta y dejarla lista para el domingo, por supuesto después de llevar a su Mujer e hijas a misa de las 9 h, las ayudaba a subir a su Citroen 3CV, ya que las tres eran digamos bien gorditas y se encaminaba para el pueblo, pues el vivía junto a la ruta, al llegar lo estacionaba en el otro extremo de la plaza, lejos de los autos mas modernos conducidos por familias de mayor poder adquisitivo, que lo hacían frente a la Iglesia, luego cruzaba la plaza con su esposa que orgullosa lo tomaba del brazo y sus dos hijas tomadas de la mano, algunos pasos al frente, vestidas con sus impecables vestidos almidonados con encajes blancos que terminaban, dándole un toque de distinción , con una gruesa cinta color rosada a la altura de sus cinturas terminando en un enorme moño en la parte de atrás.-
Una vez que llegaban a la entrada de la Iglesia de Nuestra Señora María Auxiliadora, después de persignarse con el agua bendita que se encontraba en una pía junto a la puerta, desaparecían dentro de ella.-
Narciso no veía la hora de terminar con el ritual, por supuesto después de haber hecho la señal de la cruz un sin de veces y de haberle pedido a Dios varias veces que lo perdonara por sus pensamientos y deseos de volver a su casa una vez por todas, tomar su bicicleta y sentirse el hombre más feliz del mundo.
Sabia interiormente que Dios lo hacia, me refiero a perdonar sus pensamientos, porque nunca permitiría que un hombre de un corazón tan noble como Narciso, no hiciera lo que tanto amaba y sobre todo lo que lo hacia tan feliz.-
A su regreso y faltando unos metros para llegar al portón del garaje de su casa , giraba el volante bruscamente de tal manera que el Citroen se inclinaba para su lado y su esposa al perder el equilibrio lo apretaba contra la puerta del contutor, quedando el cuello de Narciso entre sus dos enormes pechos; ese era unos de los contactos mas íntimos que tenían frente a sus hijas, y con una mirada cómplice, pedía como anticipado un especie de permiso para salir hacer lo que mas le gustaba, sabiendo que al regresar lo esperaban con unas pasta caseras con salsa a la boloñesa y un vaso vino tinto .-
Una vez que invito muy cordialmente a bajar de su auto a su esposa e hijas, y una vez dentro de su casa corrió hacia su cuarto como un niño, se puso su uniforme y todos los elementos de seguridad, tomo su bicicleta impecablemente limpia, y se encamino para la ruta, su familia salió a saludarlo desde la puerta de su casa y él como Don Quijote de la Mancha sin su Sancho Panza, salió en busca de aventuras en su caballo Rocinante, digo en su bicicleta de carrera.
Tomo la ruta en dirección opuesta a la iglesia y comenzó a disfrutar del paisaje y del aire puro que se mezclaba con alguna hierbas aromáticas.
Se sentía tan feliz y tan enfrascado en su mundo que no había percibido que de atrás de él venía un pelotón de ciclistas provenientes de una competencia organizada por otro pueblo cercano, para donde él siempre se dirigía, solo que al pasar la ruta por un costado del mismo nunca se le había dado por entrar a visitarlo.
Así comenzó a ver pasar uno a uno los competidores a su lado sintiéndose por unos minutos parte de la carrera, hasta que quedo en el último lugar, después de todo él no estaba compitiendo, por lo que continuo a la misma velocidad, hasta que llego a la entrada del pueblo, disminuyo aun más la velocidad que llevaba y embargándolo una gran curiosidad, decidió entrar al mismo, debiendo pasar por debajo de un arco que estaba colocado de extremo a extremo en la ruta de entrada, con un cartel viejo y oxidado dando la bienvenida.
Tomo la ruta media abandonada que lo llevaba al centro del pueblo debiendo esquivar varios pozos, le pareció extraño pero siguió adelante.
Después de andar unos 3 Km. comenzó a ver personas a ambos lados de la banquina que lo saludaban, que a medida que se acercaba al centro del pueblo el numero se iba multiplicando, el cada vez entendía menos de que se trataba todo eso, continuo pedaleando sin parara, hasta llegar muy cerca de la plaza donde alcanzo a ver un cartel que atravesaba la calle de extremo a extremo donde se alcanzaba a leer la palabra LLEGADA, a los costados de la calle la gente continuaba aplaudiendo cada vez mas efusivamente, hasta que al pasar por debajo del cartel de LLEGADA, tuvo que detenerse porque salió a recibirlo una muchacha de largas trenzas y cachetes colorados, con un enorme ramos de flores, mientras la gente lo ovacionaba.
Después apareció el Intendente, el Presidente de la comisión de Ciclismo y demás personalidades para invitarlo a subir al palco principal, Narciso quería hablar pero no lo dejaban, cuando de repente comenzó a llegar el grueso de los corredores, los mismos que lo fueron pasando cuando iba por la ruta, solo que estos continuaron por la misma, hasta la próxima entrada al Pueblo , unos kilómetros mas adelante que venia siendo la entrada principal dónde los corredores tenían que entrar, solo que Narciso había hecho por la vieja entrada cortado de esa manera camino.
Narciso no sabía como explicar la terrible confusión, y los organizadores del evento junto con las mas altas autoridades el semejante papelón que acababan de protagonizar, por lo que uno a uno se iban retirando haciéndose los distraídos y sobre todo para no tener que dar muchas explicaciones ya que se encontraba también presente el único periodista con su fotógrafo del único periódico local, mientras que al verdadero ganador después de todo su esfuerzo ni siquiera lo habían tenido en cuenta, es mas ni siquiera le habían tomado una sola fotografía.
Narciso con un nudo en la garganta agradeció a todos los presentes, entrego el ramo de flores y el trofeo al verdadero ganador y sin decir una sola palabra más, se subió a su bicicleta y sin mirar hacia atrás salio disparando tomando la delantera, como si ahora la línea de LLEGADA fuera su casa, a la que nunca sintió tantos deseos de llegar como aquel inolvidable Domingo, dónde sin pensarlo se le cumplieron en menos de un minuto unos de sus grandes sueños , que era justamente el de competir en una carrera de ciclismo, llegar primero, ser ovacionado y recibir todo los elogios a parte del Premio Mayor en manos del Intendente que por supuesto devolvió, eso sí, no dejo de salir en el periódico local en primer plano y a todo color, ya que nadie se animó a dar explicaciones.
Pero como todo tiene un costo, el Intendente, junto a la comisión de Ciclismo tuvieron que gastar unos pesitos extras que fueron entregados al verdadero ganador mientras mantuviera la boca cerrada y a su vez, un especie de bonos al resto de los participantes para ser canjeados por algún repuesto de bicicleta en una conocida bicicletería de la Capital cuyo dueño era el propio Intendente y cerrando el evento un asado para todos los presentes.-
Narciso hizo un cuadro con la foto del periódico y nunca contó a nadie la verdadera historia, lo coloco sobre la chimenea, y cada vez que se sienta en su sillón preferido junto a su esposa en el living de su casa, se queda observándolo horas y horas, haciendo honor a su nombre.
Y mientras de vez en cuando mira de reojo su bicicleta, con una cierta complicidad, se le dibuja una picara sonrisa cuando se acuerda de lo vivido aquel Domingo, en aquel pueblo que ni por casualidad volvería a visitar.
En los misterios de esta vida, a veces los sueños de alguna manera se convierten en realidad, si no es ahora, pueden ocurrir en la próxima parada.-
CESO
CESO